La envolvente, ese límite que separa el espacio interior del medio exterior, desempeña un rol decisivo en el comportamiento del edificio. Su papel es relevante tanto en las ganancias de radiación solar, en el control de la carga térmica, en la ventilación y en el control del ruido, entre otros aspectos, como en la definición estética del edificio y la calidad del diseño. Tradicionalmente considerada una barrera entre el entorno construido y el medio ambiente, los nuevos conceptos consideran hoy a la envolvente como un filtro moderador entre interior y exterior. El cambio climático y la necesidad de ahorro energético han puesto a las fachadas de doble piel como una alternativa interesante frente al muro cortina tradicional.

El advenimiento de nuevas tecnologías de los materiales y la progresiva generalización del uso del vidrio en la arquitectura hizo posible que los postulados de independencia de la fachada del Movimiento Moderno se hicieran posibles y se materializaran más tarde en el muro cortina. Pero el concepto de una piel externa con múltiples funciones ambientales –que no es nuevo en sí mismo-, intentó ponerlo en práctica por primera vez Le Corbusier cuando diseñó su "mur neutralisant" a principios de los años 30, para el proyecto de la Cité de Refuge de l’Armée du Salut, en París, que nunca se pudo concretar por falta de presupuesto. Consistía en un sistema de fachada compuesta por un doble vidriado con renovación de aire mecánica dentro de la cavidad (extracción y suministro de aire frío o caliente), para disminuir los intercambios por radiación con el vidrio. Estas ideas revolucionarias recién podrían cristalizarse en proyectos concretos hacia fines de los 70 y principios de los 80.

En los 90, dos factores comienzan a influir fuertemente en la proliferación de las fachadas de doble piel: el aumento de las preocupaciones ambientales, que hace que los edificios verdes confieran una buena imagen corporativa, y el rápido desarrollo del hardware y el software que permite los cálculos de gran complejidad necesarios para dar forma al diseño de este tipo de fachadas. En la actualidad, el cambio climático y la necesidad de ahorro energético han puesto a las fachadas de doble piel como una alternativa interesante frente al muro cortina tradicional.

Conceptos básicos
Las fachadas de doble vidriado se componen de dos pieles de vidrio separadas por una cámara de aire de ancho variable. La capa de vidrio principal es, en general, aislante y forma parte de una estructura convencional de muro cortina, mientras que la capa adicional, por lo general conformada por cristales simples, se encuentra ya sea por delante o por detrás de la capa principal.

El aire dentro de la cámara actúa como una barrera aislante contra las temperaturas extremas, el ruido y el viento, y puede alojar dispositivos de control solar. Aunque en algunos casos esta cámara puede tener ventilación mecánica, generalmente el aire circula por convección natural debido a las diferencias de temperatura y la presión del viento. También existen sistemas híbridos en los cuales el sistema de aire acondicionado conduce el suministro de aire a través de la cavidad entre las pieles antes de llegar al exterior. La cámara de aire puede estar abierta desde abajo hasta arriba, o estar compartimentada en varias secciones, tanto horizontal como verticalmente. La solución más común consiste en tener una compartimentación horizontal por cada nivel, lo cual presenta la ventaja de funcionar como barrera contra el fuego, y aislante del ruido y los olores de los otros pisos. Según sea el criterio de compartimentación, las fachadas de doble piel se pueden clasificar de la siguiente manera:

(...) La nota completa, en el número impreso