| En los incendios más significativos en edificios en altura que tuvieron lugar en las últimas décadas se produjeron no sólo pérdidas de vidas, sino también pérdidas por daños y por pagos de seguro.
El primer incendio en altura ocurrió en New York en el año 1898, en un edificio de 16 pisos. En la actualidad, nuestros departamentos de bomberos concurren asiduamente a este tipo de siniestros. Tal situación los convierte en especialistas, ya que son ellos quienes cuentan con los elementos y la información adecuada para el desarrollo de los sistemas de protección contra incendios.
Definición
Un edificio en altura es aquel que carece de accesos exteriores viables para llegar a los pisos superiores en caso de incendio; en estos casos, los bomberos deben basarse, para extinguirlo, en los sistemas y elementos con los cuales ha sido dotado y construido.
Por su parte, los bomberos los definen como: “aquel edificio en el cual, por su exceso de altura, los bomberos se ven privados de la posibilidad de aplicar una estrategia de ataque exterior convencional, a la vez que su ataque interior se ve limitado por las vías de acceso que el diseño del edificio permite”.
A nivel internacional, la clasificación de los edificios en altura varía de acuerdo con el país y no existe una norma rígida al respecto. En EE.UU., cualquier edificio de más de 30 m es considerado de altura; en Alemania, debe tener más de 22 m; en Bélgica, debe tener más 25 m, etc.
De acuerdo con un estudio realizado por especialistas de la NFPA (National Fire Protection Association), los elementos más importantes a considerar en este tipo de siniestros son:
1. La dificultad o falta de accesos al lugar del siniestro, en razón de la altura del piso en que este ocurre, sea ello debido a la ubicación del edificio, al diseño de la fachada y las ventanas, o a la posibilidad de colocar equipos tales como hidroelevadores o escaleras hidráulicas (problema de distancia). El gran lapso de tiempo que se requiere para efectuar la evacuación de los ocupantes es también un factor que dificulta las operaciones.
2. El potencial efecto chimenea -en virtud de la especial configuración del edifico- aumenta el problema del control del humo, los gases y la ventilación (problema de convección).
Cada uno de estos elementos presenta un serio problema a cualquier estrategia de combate de incendios, y todos reunidos, presentan inconvenientes en la mayor parte de las intervenciones frente a este tipo de siniestros.
Los factores tiempo y distancia, afectan las operaciones de control y dirección de las tareas. Así, el tiempo que media entre la decisión de disponer la maniobra y la ejecución de la misma, es diferente que el que se maneja durante un incendio convencional. El personal deberá subir verticalmente con un pesado uniforme, los equipos de respiración y el material necesario en lugar de desplazarse en forma horizontal, como lo hace normalmente. El factor distancia produce desgaste físico del personal, lo cual obliga a una rápida rotación y a contar con una adecuada reserva para relevos.
Podría considerarse, además, la “ocupación corriente”. La estrategia podría ser más efectiva si se estuviera en condiciones de saber con certeza y rapidez si, por ejemplo, el piso 15 está ocupado por ancianos o lisiados o el piso 17 está cerrado por refacciones, etc. ¿Diferiría la estrategia en ambos casos? ¿Es necesario que los bomberos trabajen dirigiendo y formando una brigada?
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