| Las nuevas modalidades de trabajo, la adopción de configuraciones como el Open Plan, y el downsizing, entre otros, han producido grandes cambios en el entorno de trabajo actual. Algunas de estas medidas adoptadas por las empresas para aumentar la productividad, pueden ser acertadas para la organización y, teóricamente, también para los empleados, pero podrían exacerbar los problemas acústicos. La clave para el Facility Manager es comprender de qué manera los distintos elementos de la oficina pueden afectar el nivel de ruido y, por ende, el rendimiento de los trabajadores, y encontrar las soluciones más adecuadas para un determinado espacio de trabajo.
Según algunos estudios que miden la satisfacción de los empleados con su lugar de trabajo,
el ruido aparece como una de las causas más importantes de la disminución de la eficiencia, del aumento del estrés y de la insatisfacción laboral. También indican que la mayoría de las quejas se refieren a las condiciones acústicas de las oficinas en lo que se refiere a la privacidad de la voz: oír una conversación no deseada o tener la sensación de que se está siendo escuchado.
Para desempeñar sus tareas adecuadamente, los empleados necesitan un espacio de trabajo que tenga en cuenta factores acústicos opuestos: por un lado, una privacidad adecuada, y por el otro, la necesidad de comunicarse con las personas que integran su grupo de trabajo sin molestar al resto.
Este problema, ya de por sí difícil de resolver, es más pronunciado debido al crecimiento de la tendencia en el uso del Open Plan. En este tipo de configuración -que prácticamente no presenta barreras físicas a la propagación del sonido-, el murmullo de las conversaciones, el ruido de los equipos informáticos y de otros tales como impresoras, fotocopiadoras, cafeteras, etc., puede propagarse sin interrupción a lo largo y a lo ancho de la planta. La creación de áreas de trabajo en equipo también aumenta los niveles de ruido como resultado de las conversaciones de intercambio que requiere este tipo de ambiente.
Otras prácticas como el downsizing, que ha llevado a muchas empresas a reducir el tamaño de los puestos de trabajo para aumentar el número de empleados en la misma superficie, pueden dañar la productividad si los problemas acústicos que conlleva el aumento de la densidad de ocupación no son considerados con detenimiento. Esta situación conduce a una pérdida de privacidad en las conversaciones, lo que puede producir distracciones e interferencias cuando el tono de las voces resulta inteligible para los trabajadores vecinos.
Esto nos debería alertar sobre el hecho de que algunas medidas adoptadas por las empresas para aumentar la productividad podrían exacerbar los problemas acústicos en los espacios de trabajo si no son tenidos en cuenta a tiempo. La clave para solucionar este problema es tratar de comprender quién va a usar el espacio, qué grado de privacidad se necesita en diferentes momentos o lugares, cuáles serán los objetivos de acondicionamiento a alcanzar y de qué manera los distintos elementos de la oficina pueden afectar la acústica.
Preservar la privacidad
Cuando hablamos de privacidad de las conversaciones nos referimos al grado de inteligibilidad que tiene el contenido de esa conversación para un oyente no deseado. Los niveles más comúnmente aceptados de privacidad son los siguientes:
Confidencial: Representa un Índice de Privacidad (IP) del 95% al 100%. Las conversaciones cercanas pueden ser parcialmente escuchadas, pero definitivamente no se entienden.
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