Pierre Paulin personifica la integridad, el rigor y la elegancia. Nada es ostentoso, gratuito, o pretencioso en su obra. Su mobiliario, diseñado para adaptarse al cuerpo humano, representa una búsqueda de equilibrio entre la comodidad y el aspecto formal. Trabajó, fundamentalmente, sobre la base de los conceptos de confort, funcionalidad y modernidad. A lo largo de su extensa carrera, el estilo revolucionario de Paulin aportó una infinidad de piezas de gran calidad que han resistido el paso del tiempo y se transformaron en íconos de estilo.

Pierre Paulin nace en París el 9 de julio de 1927. Hijo de un dentista y un ama de casa de origen suizo, heredó la pasión por la creación de su tío abuelo Stoll Freddy, escultor, y de su tío Georges Paulin, diseñador de automóviles.

A los 20 años ingresa como aprendiz en un taller de cerámica en Vallauris. Su interés por el modelado lo lleva a inscribirse el año siguiente en un curso de escultura en Beaune, pero un desafortunado accidente le secciona un nervio que le provoca una parálisis en la mano derecho, truncando su carrera de escultor.

Se matricula, entonces, en L’Ecole Camondo, una prestigiosa escuela de arquitectura y diseño. En un viaje que realiza por los países escandinavos, Paulin descubrirá a los diseñadores nórdicos –Alvar Aalto, Eero Saarinen, Arne Jacobsen- y se fascinará con los pequeños talleres que fabricaban objetos sencillos y a la vez modernos, elegantes y funcionales. Por esta misma época, descubre a diseñadores norteamericanos de la talla de Ray y Charles Eames, y Roger Nelson.

Contemporáneamente, trabaja en el atelier de Marcel Gascoin –diseñador especializado en la realización de muebles en serie- y en 1953, con la ayuda de su padre, decide autofinanciar la construcción de un conjunto de muebles realizado en madera que presenta en el Salon des Arts Ménagers,evento en el que tiene un gran éxito y en el que seguirá exponiendo hasta los años 60.

Después de este logro su trabajo se hace conocido y, en 1954, comienza a trabajar para la marca Thonet, empresa con la que estará vinculado durante un largo período y con la que compartía el gusto por la investigación y la experimentación. Sensible a los cambios en las técnicas y los nuevos materiales -fórmica, laminado, poliéster, etc.-, desarrolla un mobiliario racional, diseñado para ser implementado en serie. Paulin crea piezas sencillas, funcionales, duraderas y asequibles, características del diseño de la posguerra. Si bien, por un lado, sus creaciones son parte de una investigación industrial que tiene en cuenta las contingencias económicas y sociológicas de la época, por el otro, sus ideas son revolucionarias y audaces, y fueron repetidas con frecuencia por las generaciones posteriores.

Sin embargo, son las originales y atractivas creaciones que Paulin realiza para la empresa holandesa Artifort las que definirían su larga carrera. A lo largo de 50 años de fructífera colaboración, el estilo revolucionario de Paulin aportó una gran cantidad de piezas que se transformaron en íconos de estilo.

Pierre Paulin experimentó con distintos materiales y, especialmente, con tejidos elásticos y extensibles, siempre con la mira puesta en su principal objetivo: la comodidad del asiento. En sus diseños se percibe inmediatamente su formación como escultor, fuertemente interesado por la forma y por el movimiento del cuerpo; en su obra, los diseños fluidos no son gratuitos sino que adquieren funcionalidades específicas. Sus muebles sinuosos, orgánicos y ondulantes presagiaron la tendencia de privilegiar ante todo el confort que se impuso hacia fines de los 60.

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